domingo, 27 de septiembre de 2009

Evidencia Grado IV: El efecto "dotación"


En esta segunda entrada dedicada a la llamada Evidencia Científica de Grado IV quisiera explicar el llamado Efecto Dotación (ED) y su probable repercusión a la hora de defender una determinada "postura científica" no apoyada en alguna otra evidencia de grado superior.

El ED (en inglés "endowment") es la tendencia a sobrevalorar la propiedad. Fue puesto de manifiesto por el psicólogo Daniel Kahneman a través de un ingenioso experimento en el que a los sujetos del estudio se les regalaba una taza de té. Después se les preguntaba por cuánto dinero estarían dispuestos a deshacerse de ella. El valor otorgado por los nuevos propietarios era practicamente el doble que el que cualquier persona del grupo control estaría dispuesto a pagar por ella.

Este y otros experimentos similares sobre los procesos mentales que guían nuestra toma de decisiones, ilustran una tendencia inconsciente a darle un valor excesivo a nuestras inversiones o propiedades (tan sólo por el hecho de pertenecernos), en comparación con el valor real o el que estaríamos dispuestos a pagar si otra persona nos ofreciera el mismo producto. Encontramos un ejemplo cotidiano en la subida del precio de la vivienda (si bien aquí intervienen otros muchos factores).

Pero, ¿qué tiene esto que ver con la Evidencia Grado IV, con "nuestra" opinión como expertos en un materia, o con "nuestra" dilatada experiencia en un campo, "nuestros" resultados observados, o la efectividad de "nuestra" técnica terapéutica? Parece evidente: "nuestra" experiencia tiene más valor que la de los demás, es más realista, más fiable, más objetiva, más auténtica... ¿No es eso lo que todos creemos?, ¿es realmente así?

Cuando acudimos a un foro de profesionales (reunión científica, congreso, sesión clínica, presentación de un producto, aparato o técnica terapéutica...) y escuchamos frases como "en mi experiencia...", "los casos que yo he visto...", "con nuestra técnica nunca hemos tenido ese problema...", "nuestro dispositivo es mejor que...", "yo he visto cómo funciona..." ¿cuál es el valor real de dichas apreciaciones si es que realmente tienen alguno?
El método científico nos dice que si una serie no está publicada, o no es significativa en cuanto al número de casos, o no se ha comparado con un grupo control, etc. no puede ser tenida en cuenta venga de la fuente que venga.

Pero hay más: si nuestras inversiones o propiedades (incluyendo el "conocimiento") se autorevalorizan y adquieren un peso subjetivo adicional, ¿qué ocurre cuándo alguien invierte tiempo y dinero en "formarse" en una determinada área (master, postgrado, cursillo...) cuyos contenidos no están científicamente contrastados? Exactamente lo mismo:
  • ¿Somos capaces de someter a un criterio científico lo que nos ha costado tanto aprender?
  • ¿Somos capaces de desterrar dicho "conocimiento" cuando pasa por el filtro del método científico?
  • ¿Sómos capaces de admitir que el Emperador va desnudo cuando a pesar de nuestras creencias previas?
  • ¿Sómos capaces de analizar en qué momentos nos afecta el ED como profesionales de la salud?
Bibliografía

1. Kahneman D, Knetsch JL, Thaler RH. Experimental tests of the endowment effect and the Coase theorem. Journal of Political Economy (1990); 98: 1325-1348.
2. Knutson B, Wimmer GE, Rick S, Hollon NG, Prelec D, Loewenstein G. Neural antecedents of the endowment effect. Neuron (2008); 58(5): 814-822.
3. Johnson EJ, Häubl G, Keinan A. Aspects of endowment: a query theory of value construction. J Exp Psychol Learn Mem Cogn (2007); 33(3): 461-74.

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domingo, 20 de septiembre de 2009

Evidencia Grado IV: Introducción

Dentro de la Medicina Basada en la Evidencia (MBE) se define la Evidencia Grado IV como aquella proveniente de documentos u opiniones de comités de expertos, experiencias clínicas de autoridades de prestigio o los estudios de series de casos. De este tipo de "evidencia" se extraen unas recomendaciones llamadas de Grado D, que se siguen sólo cuando no hay nada a lo que agarrarse (científicamente hablando).

Pero, ¿realmente se puede calificar al Nivel IV como Evidencia Científica de algún tipo?, ¿es éticamente correcto seguir una recomendación grado D aún cuando no existe un grado superior de evidencia?

En las próximas entradas dedicadas a este tema podremos sacar nuestras propias conclusiones, siendo quizá esto lo más indicado. Cada una de dichas entradas analizará alguno de los procesos cognitivos a través de los cuales "nuestra evidencia" se ve alejada de la "verdadera evidencia".

Numerosos estudios han demostrado que la percepción personal de los hechos es ilusoria en la gran mayoría de casos, que si no existe un grupo control comparativo nuestra noción de la realidad carece de dimensión y no es fiable, que en nuestra mente los casos favorables pesan más que los desfavorables, y que ante la incertidumbre toda una masa (o comité) puede dirigir sus conclusiones en una dirección errónea.

En definitiva: nuestro criterio como expertos en una materia podría valer poco más que el de un profano, o quizá menos si este último tiene el sentido común suficiente (recordemos el cuento de "El traje nuevo del Emperador" de HC Andersen).

Si eres un reputado especialista o el creador/difusor de una nueva técnica sin contrastar, quizá no creas nada de lo que acabas de leer o no quieras hacerlo. Sigue leyendo, la evidencia en sí misma debería poner tu mente en alerta contra tí mismo; tú ética profesional debería hacer el resto.

Aplicable a las terapias no contrastadas

"Quienes pueden hacer que creas absurdos pueden hacer que cometas atrocidades"

François Marie Arouet (Voltaire).