
Desde luego no estamos hablando de publicar en una revista internacional o de hablar en un congreso internacional donde se nos exigiría una estricta base bibliográfica. Pero nuestras palabras pueden llegar muy lejos a través de internet... haciendo mucho bien o mucho mal. Por eso es importante revisar qué decimos y cómo lo hacemos.
Es fácil expandirse por la web pero... al igual que exigimos la misma calidad a un producto adquirido en rebajas que en temporada alta, el hecho de ser más barato (en tiempo y esfuerzo) escribir en internet no debería suponer una merma en la calidad de nuestros contenidos. Cuando escribimos en internet como médicos somos esclavos de nuestra palabra, responsables en parte de cómo pudiera afectar los que decimos a un posible paciente, a un compañero, o de la imagen que damos de un determinado gremio. Se trata de un arma de doble filo.
¿Cómo adecuar nuestros contenidos a unos mínimos de calidad? Existen una serie de organismos y/o proyectos que velan por esta cuestión. Algunos de los más conocidos son:
Cumpliendo una serie de requisitos en nuestros blogs, se puede obtener una acreditación que garantiza la calidad de sus contenidos. Su obtención es gratuita y muy recomendable ya que se trata de una manera sencilla de que el paciente pueda separar el grano de la paja en su busqueda virtual. Dicha acreditación figura en aquellas páginas médicas fiables a modo de sello de calidad.
¿Sómos médicos sólo en la consulta o también en rebajas?